jueves, 27 de junio de 2024

Nigromancia Social.

 

Adormecidos en una no-vida planificada, en un tiempo pautado, administrado, pre-organizado. Narcotizados por las pantallas digitales, sólo con deseos de aletargarnos y tumbarnos en un fingido descanso para quedarnos inertes enfrente de imágenes hipnóticas con latiguillos generadores de anclajes conductuales, que a modo de MK Ultra, cuáles perros paulovianos, nos activan para que nos comportemos como nos han programado: dóciles, paniaguados, cuajados, débiles, envilecidos, abotargados, deshumanizados.

Solamente consumir hasta atragantarnos, adictos a sus productos basura,  a sus interesados servicios, a su mercado alienante, a sus manipulaciones seductoras, a su tiránico sadomasoquismo: una de cal y otra de arena, una palmadita en la espalda y ¡una patada en el culo!

Condicionamiento psicópata, enganchados a un Síndrome de Estocolmo perverso, algodonizante, aniquilador. Narcisismo impostado, burbuja solipsista y gregarismo suicida. Efectos de una degradación sin límites, de una descomposición de tinte diarreica que se esparce por doquier. Putrefacción, hedor y mierda. Esa es la sociedad actual.

Detrás del telón digital, tras bambalinas humeantes, ahí están los brujos que mueven el cotarro, que dirigen el entramado, sus argumentos, sus giros, sus diabólicos hechizos… Tú, que ves mucho la pantalla, ¿acaso te has planteado alguna vez quién está detrás de ella viéndote a ti? Cuando miras en un espejo nunca sabes quién te mira desde el otro lado…  ¡Gran Hermano Nigromante!

Entre risas flojas, dramatismo de opereta y pajas mal hechas les estás entregando toda tu energía, tu atención, tu tiempo y tu poder. ¡Espabila, coño!


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