Frustración
e iracundia rotunda. Entras en un ciclo de toxicidad emocional y no eres capaz
de domeñarlo… Intentas auto-motivarte, seguir hacia adelante, pero el dolor
intenso se clava como una espina en el corazón. Sangra y sangra, pero no eres
capaz de cerrar la herida. Solo queda pararte y resignarte…
Acepta
lo que estás viviendo, aquello que ves en tu realidad. Aún no entiendes nada,
quizás en un tiempo lo harás. Ahora te duele, duele mucho. Afróntalo con
gallardía y serenidad. Si ha llegado a
tu vida, por algo será: todo ocurre por alguna razón, aunque no seas en
absoluto consciente de la misma.
Entiende
que esa situación amarga que estás vivenciando, la ha creado tu inconsciente para
que percibas algo de lo que no te estás dando cuenta. Quizás esa potencia espiritual que te anima,
no quiere que sigas avanzando con los ojos vendados y los oídos completamente tapados…
Párate, reflexiona. ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Estás yendo por donde
quieres ir o deambulas a la deriva? Andas, andas y andas… ¿Pero llegas a algún
lado?
Solo
mueves tus pies de forma automática; tanto movimiento para quedarte inmóvil en
el mismo sitio: con los mismos miedos, con tus mismas inseguridades y dudas de
siempre. Si tu realidad no cambia, es que, sencillamente, no cambias tú. Mucho
hablas, pero poco haces; muchas palabras pero pocos actos; nada más que fanfarronear
e ir de listillo… Quieres volar, sí, pero el peso de tu arrogancia y, por lo
tanto, de tu absurda sensación de pequeñez, te arrastran hacia lo más sórdido
del suelo… No olvides jamás que la grandeza interior se forja con obras dignas
de virtud e intrepidez magnánima; no con palabras deslizadas en el olvido fatuo
de un viento raso…
Ahora
te ves a ti mismo en el fondo más hondo del precipicio… ¿Qué vas a hacer? ¿Te das
la vuelta para atrás cobardemente o decides ir, valientemente, hacia adelante
asumiendo las consecuencias de tus acciones?
¡Es
tu momento, tú kairós! ¡El tesoro más
preciado por el que tanto tiempo has estado luchando! No mires hacia atrás, ve
siempre hacia adelante; si no sabes dónde ir, ¡qué más da! Da un paso al frente
y lánzate al vacío; el abismo parece oscuro y nebuloso, pero en su parte más
honda y profunda, se encuentra la luz resplandeciente y renovadora de TU PROPIA
EXISTENCIA.
Deja
atrás el humus desgajado del
desaliento y báñate en las aguas doradas de tu espíritu; aliméntate de la áurea
ambrosia de tu Voluntad Todopoderosa:
el Néctar de tu Sagrada Divinidad.