Esta
mátrix es un espejo-copia invertida –y de mala calidad– de la
auténtica realidad a la que sí
pertenecemos en esencia, por eso aquí nos sentimos totalmente foráneos y extranjeros…
Y más en los últimos coletazos del Kali-yuga, donde todo lo que debería estar arriba, está abajo, y todo lo que debería
estar abajo, está arriba… Es por esto que hoy en día vemos como se vanagloria
lo feo, lo malo y lo falso; la cobardía, la traición y la mísera sordidez
instintivo-animal que asola el poso ínfero de nuestros inconscientes…
Pero,
aunque no lo parezca, los creadores de esta mátrix nos temen, por eso nos
quieren bien maniatados, manipulados y controlados, ya que nosotros poseemos
–aunque lo hayamos olvidado– lo que ellos
no tienen ni nunca tendrán: Un espíritu increado. Y si seguimos estando
atrapados samsáricamente aquí –vida
tras vida–, es porque aún no lo sabemos
ni queremos saberlo; justo en el instante mismo en el que tomemos conciencia de nuestro poder interno, en el que recordemos verdaderamente quienes somos en realidad, ya no
habrá vuelta atrás, nos dirigiremos
indefectiblemente hacia la liberación
de nuestro espíritu y saldremos, de una vez por todas, del narcótico hipnótico al
que nos tienen sometidos y que nos mantiene aletargados y servilmente
utilizados para fines ajenos a los nuestros… Si optamos por encarnar nuestro
espíritu en cada acto que realicemos, no solo habremos conquistado terreno propio aquí y en otros mundos, sino que
habremos retornado a nuestra patria original: lo bueno, lo bello y lo verdadero; el valor, la lealtad y la excelsitud
ígnea de nuestra divinidad.
Una
vez que recordemos nuestro origen, no importará en absoluto que estemos físicamente en esta prisión-mátrix, puesto que ya no
viviremos su realidad: habremos
salido mental, anímica y espiritualmente de ella, y, por lo tanto, nada que
provenga de ésta nos afectará lo más mínimo; Imperturbables e Invictos seremos totalmente Soberanos de nosotros
mismos, nos regiremos por nuestras
propias Leyes, en nuestro propio Microcosmos, según nuestra Magna Voluntad.
Habitaremos nuestra propia
realidad. NUESTRA AUTÉNTICA EXISTENCIA.