Tu
orgullo está herido. No sabes qué hacer ni que decir. Solo sientes frustración,
fracaso e imposibilidad. Es como si algo que no pudieras controlar te impidiera
avanzar e ir hacia adelante. ¿Autosabotaje?
¿Autoboicot? Quizás, quién sabe… Ya no hay respuesta conocida, se te ha
acabado todo el repertorio y no te queda munición. Estás completamente en el Vacío. ¿Por dónde tirar? Antes no lo
sabías, ahora tú mismo eres quién te lo impides. ¿Por qué?, o mejor dicho,
¿Para qué?
Una
sucesión de incoherencia vital ha invadido tu vida; ahora es el momento de
segar todas las malezas, cortar toda impureza, eliminar todo atisbo de
pesticida. Tu realidad te estaba avisando, pero tú no atendías a sus señales, y
si acaso lo hacías, eras demasiado cobarde para atreverte a hacer lo que éstas
te proponían.
Niegas,
continuamente, tu propio deseo y el del Otro en ti. Te hallas en tierra de nadie: ni para atrás ni para adelante. Ni libre
ni esclavo. Estás suspendido en un eterno stand by que te inmoviliza en la nada; haces sin pasión, sientes sin entusiasmo, piensas sin dirección. Cada
vez tiras para un lado diferente y nada encuentras en ningún sitio: no busques nada afuera que no tengas dentro.
Si encuentras padecimiento y derrota allá donde vayas, eso no es más que lo que
estás emanando internamente tú: simplemente lo proyectas en los lugares,
objetos, relaciones y situaciones externas.
Para
acceder a tu nuevo destino, te sobra mucho equipaje: orgullo, soberbia,
iracundia, altivez, arrogancia, complejo de superioridad, vanidad, egoísmo,
indolencia, narcisismo, redentorismo, intransigencia, fanatismo, victimismo… Te
crees que sabes mucho, pero, en realidad, no tienes ni puta idea de nada. Acéptalo y desnúdate frente a un espejo.
Ese eres tú: un ser que cede a su mortalidad y finitud, una cascara que pronto
se pudrirá, un automatismo que inexorablemente se cortocircuitará… ¿Vale la pena
gastar toda tu energía vital en quedar por encima de los demás? ¿En demostrar
que eres el mejor? ¿En imponer tu ley al prójimo?
¡Basta
ya! Vive y deja vivir. Fulmina los falsos
deseos del Otro en ti y sigue Tu Propio Camino honesta y anónimamente. Esto no
va de protagonismos ni de querer ser constantemente mirado por los demás… Si no te sientes amado, primero ámate a ti
mismo; no necesitas la bendición ni la validación de nada ni nadie.
Haz las cosas por el simple placer
de hacerlas. Olvídate de la ilusoria esperanza que
has depositado en tu resultado. Dirígete hacia éste, sí, pero sin expectativas
ni ansiedad por lograrlo. Si lo
consigues, bien, sino, también. Lo importante en esta vida es el proceso creativo de transmutación interior
que se genera cuando te pones en marcha hacia tu propósito, independientemente
de su consecución o no. Ya el simple
hecho de intentarlo y dar lo mejor de ti, con ánimo sencillo, enérgico y
alegre, aunque no consigas nada de lo que te propongas, te hará recordar la auténtica enseñanza para la
que has encarnado en este mundo: La vida
ha de ser vivida, no consumida.
Ya no eres Nada... ¿Ahora estás
preparado para ser Todo?