¿No te atreves a romper con todo
y empezar de nuevo? Tu presente es la repetición eterna de los actos,
pensamientos, dichos y sentimientos de tu pasado, ¿acaso no te das cuenta de
que a tu realidad llegan las mismas historias que deseaste una vez y que no concluiste?
Si quieres zafarte de esa carga, no vuelvas a hacer lo mismo, cambia por
completo; no hagas lo que se supone que has de hacer, lo lógico, lo racional,
lo arquetípico. El otro en ti te tentará, te hará corroer por dentro y cuando
tomes la decisión de comenzar algo nuevo, atraerá a tu realidad todo aquello
que deseaste alguna vez para que no te vayas de su universo, para que no te
expandas y permanezcas en lo ya conocido y arquetípicamente programado por los
designios que habitan tu alma.
Si caes a esa trampa,
quizás estés cómodo, satisfecho por algún tiempo, con sensación de seguridad y
bienestar, pero eso no es más que algo ficticio, inmediato y enteramente fútil.
Si te estancas en el pasado generarás un presente lleno de frustración,
amargura y sufrimiento… Siempre te quedará el remusguillo en tu cabeza de poder haber saltado al abismo y nacer
de nuevo, de romper tus cadenas y, por primera vez, sostenerte de pie por ti
mismo, de cortar tus ataduras y ser libre para volar.
Tu mentalidad de esclavo:
cobarde y traidora, te cercenará en la oscuridad de su laberinto automático y
arquetípico. No busques refugio en nada ni nadie. Sólo en ti se encuentra la
liberación. En tu actitud, tu inteligencia, valor, virtud y voluntad. ¿Estás
preparado para manifestar la refulgencia pétrea de tu espíritu frente a todo y
todos, o, sucumbirás una vez más a los designios del otro en ti y a las
presiones de lo externo?
Tú eres el único responsable de
tus actos. Si sigues atrapado en la esclavitud –pasado– es porque así lo
deseas: no culpabilices a las circunstancias externas ni te justifiques y
esperes a que otro venga a salvarte; eso no existe; en cambio, lo que sí
existe, es optar por la liberación de toda esa pesada carga de programas,
creencias, deudas y traumas con los que los paradigmas de la cultura te
dominan. Di basta a toda esta ficción artificial (auto)impuesta: impregna tu
presente de un reverdecimiento repleto de futuro, de una renovación original de
tu propia vida, de un sagrado resurgimiento de tu auténtica existencia.
¡Atrévete a jugar! ¡Tú eres el
único dueño de tu vida! Crea las infinitas posibilidades de tu universo propio
como así desees. Tu voluntad es el fuego ígneo de tu divinidad, tu autentica
realidad, la viva expresión de tu primigenia condición primordial, tu
propia naturaleza expresada en acto: tu esencia, tu ser, tu espíritu.