¡No
más alimento para el otro! ¡No puede chupar más! ¡Qué no te succione ni una
gota más! No puedes permitir que te exprima, que te extraiga más vitalidad, ¡Qué se busque otro banquete…! Amurállate, Cércate en Ti Mismo, que sus fauces no penetren en tus dominios, que sus tentáculos
permanezcan fuera de tu Territorio…
¡Yérguete!, Endereza tus hombros, tu espalda, tu Eje,
¡Levántate!, Bien Recto, en la Verticalidad Sidérea, como una Flecha dirigiéndote
hacia tu Propio Punto más Álgido, hacia tu Origen… Siempre
en el Camino Correcto, Orientándote en el laberinto espectral, en la bruma de maya, en la confusa neblina emocional
que enturbia con sus opacas nubes toda Claridad…
No te preocupes, no te dejes invadir por esos pensamientos repetitivos, por esas neurosis obsesivas que, como anillos en forma de grilletes, te encapsulan en un tiempo ajeno, en un espacio foráneo… No es más que algo pasajero, un nubarrón efímero, volátil, superfluo, que aparenta mucho pero que es nada, porque Tú Eres Todo, una Voluntad Divina, tu Poder Absoluto está en Ti Mismo, en tu Yo Real, en lo Auténtico de tu Esencia, en tu Vril, en tu Potencia Original que brota cual Fons Perennis más allá de la bóveda celeste, más allá del techo estrellado del mundo, porque tu Verdadera Morada se encuentra en la Inmutable Cima del Espíritu, en la Luminosa y Gélida Cumbre de tu Incandescencia Eterna, de tu Resplandor Ígneo, de tu Fulgor Adamantino…