Presión
por todas partes. La gravedad empuja y tu espalda se encorva. Demasiado peso
para que aguanten tus muslos. En el suelo un agujero se abre en espiral. Todo
te empuja hacia ahí, hacia las brumas de tu inconsciente, hacia la neblina telúrica
de tus más bajos instintos… El miedo te carcome por dentro. Solo eres una
cáscara hueca que se desplaza sin rumbo, sin dirección, sin un propósito que te
llene… Siempre empezando nuevos
proyectos, mas ninguno terminado. Siempre
a medias y el vaso medio vacío...
Intentas
mirar hacia arriba, pero el Rayo cegador del Sol cierra tus ojos… ¿Aún demasiado
prematuro para ver el Resplandor del Sol? ¿Aún demasiado imberbe para
Sostenerte de Pie?
Todavía
caminas a gatas… ¿No te queman las llagas de tus rodillas después de tanto
arrastrarte?
Cuando
crees haber salido de un argumento arquetípico que te oprime, en la otra orilla
te está esperando otro más sofisticado, pero más asfixiante y depredador… Te
aprieta, te exprime, te desalienta y te succiona lentamente hasta que no queda
nada de ti: solo emoción desgastada y un vientre
árido…
De
matriz en matriz: el cuento de nunca acabar… ¿Algún día Pondrás Punto y Final a
la repetición de la misma escena milenaria? ¿Alguna vez Romperás el ajado rollo
de Pergamino que siempre te hace entonar el mismo mantram?