lunes, 26 de marzo de 2018

Juego Dramático.


Imperturbable no, ¡Como una puta roca! Endurecido y curtido por las fatalidades.  ¿Acaso los mandobles y reveses que nos acontecen en la vida nos los procuramos nosotros o ya están escritos y designados de antemano?

Cuando nacemos ya tenemos instalado en nuestra estructura psíquica un itinerario pre-programado del que no somos conscientes: cuestiones anímicas que creemos que son propias, el totum revolutum de odios, miedos y cargas tóxicas de nuestros ancestros, y, por si fuera poco, automatismos varios de la época (y del cosmos) que nos ha tocado vivir...

En definitiva, todo tipo de fuerzas arquetípicas foráneas nos habitan y quieren hacerse con nuestro control, y nosotros, mientras tanto, les facilitamos el trabajo; inocentes y crédulos como somos, las hacemos nuestras y les regalamos lo más preciado que poseemos: nuestra Voluntad Propia… Pensamos que somos lo que pensamos, y no, no es así. Nos piensa otro, nos habla otro, nos siente otro; en efecto, nos poseen los muertos…

Entonces, ¿estamos vivos o muertos? ¿Qué se manifiesta en nuestras acciones: Eros o Tánatos? ¿Acaso el mundo cambia? Nada cambia. El devenir es maya, ilusión, quimera tras quimera; un espejismo que te hace creer que tu vida es real, pero no lo es…

¿Pero si la vida no es real que hacemos aquí? ¿Acaso hemos olvidado que este plano es un juego, o, más bien, hemos recordado que esta mátrix es un drama en el que estamos capturados, en el que el dolor duele, el sufrimiento se padece y todo lo existente en él es una amenaza aniquiladora de nuestra Integridad?

¿Qué hacemos, pues: nos resignamos y nos consolamos creyendo que estamos aquí para experimentar la “rueda del dolor” o decidimos despertar y luchar para Reconquistar nuestra Soberanía y Voluntad?

La propuesta está lanzada y sólo tú puedes decidir: Siervo del Otro o Dueño y Señor de ti mismo.


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