martes, 4 de julio de 2017

Fuego Inmortal.


Los seres humanos queremos seguir siendo eternamente infantes; tendemos automáticamente a la comodidad, al conformismo  y a la desidia envilecedora.  No queremos esforzarnos ni crear algo propio, preferimos que nos lo den todo hecho y no asumir nunca ningún tipo de responsabilidad en nuestras acciones. Nos cuesta mucho crecer, salir del útero materno y asomar nuestra cabeza hacia lo desconocido. En absoluto deseamos ser responsables de nuestros propios dichos y actos, ya que eso implica poner el cuerpo a las situaciones que hemos generado… ¿y eso a quién le gusta? Si continuamente estamos huyendo de ellas como niños asustadizos ante una habitación oscura… En efecto,  hacernos cargo de todo lo que hemos creado en nuestra vida requiere ver, cara a cara, con total crudeza y desnudez, el rostro de nuestros propios miedos y limitaciones; y muy pocos estamos dispuestos a percibir (y menos aún soportar) la auténtica realidad.

Por eso nos hemos encarnado en una época tan sombría y caótica como la de hoy: todo el caos, desorden y miseria que vemos en lo externo, es el reflejo de lo que hemos acumulado en nosotros durante miles de vidas;  ahora se ha densificado afuera –y adentro– y no hay instituciones ni paradigmas que lo puedan ocultar. Nuestros yoes psicológicos intentan desesperadamente poner diques de contención a la avalancha de conciencia que se avecina, pero ya no hay vuelta atrás. Todo está a la vista y se torna cristalino. Ya no ha lugar al (auto)engaño ni a la mentira, todo se ha vuelto transparente. Ya no basta con esperar a que las cosas cambien, justificarnos en un pasivo inmovilismo ni culpabilizar a otros o a las circunstancias. Solo queda mirarnos en el espejo de nosotros mismos y confrontar nuestra marchitada imagen; hacerla pedazos de una vez y reconstruirla de nuevo acorde a nuestro verdadero rostro.

Es la mejor época en la que nos hemos podido encarnar. Los dioses no se han atrevido a nacer en un mundo de materia por temor a olvidarse de sí mismos y no recordar jamás su condición divina; nosotros, aún sabiendo los riesgos que entraña tal acción, aquí estamos, probándonos a nosotros mismos en situaciones de extrema toxicidad; dispuestos a conquistar nuestra propia existencia en territorio ajeno.  Por eso hemos elegido encarnar en lo más crudo del Kali yuga, porque el veneno nos alimenta, porque las ataduras nos liberan, porque las caídas nos levantan, porque las heridas nos fortalecen, en definitiva, porque en nuestro interior portamos lo que nadie más en el universo posee: CORAJE.

Elegimos, Asumimos y Aceptamos nuestro propio Destino.  Ya no hay quejas ni lamentos, solo Honor y Voluntad.  Hemos decidido encarnarnos en la era más oscura de todas, no para fundirnos en ella, sino para Fundar nuestra propia órbita y Brillar con Luz Propia.

Sin fricción, no hay chispa;  sin chispa, no hay fuego sagrado.

¿Qué decides tú?

5 comentarios:

  1. "Fundar nuestra propia órbita y Brillar con Luz Propia"...Esta frase me ha encantado. A eso vinimos a este planeta. Y de verdad que debemos tener coraje para trascender a esta época de caos y miseria. Por muchos años me he preguntado porque me a tocado vivir esta época tan dura, había algo en mi interior que me decía que era para algo más que sufrir y mira poco a poco voy encontrando las respuestas.
    Mil gracias por este articulo tan maravilloso, me estas ayudando a descubrir quien verdaderamente soy. Alma especial vibramos en la misma sintonía.

    ResponderEliminar
  2. En primera persona del plural me gusta mucho más, es más humilde.

    ResponderEliminar

Síntesis del Blog. FIN

"La Vía del Rebelde Autárquico: la que labra su propio sendero, la que inicia una nueva ruta, la suya propia, con la íntima convicción ...