viernes, 6 de octubre de 2017

Luz y Sombra: El reflejo de la herencia ancestral en nosotros.


¿De dónde viene toda esa aflicción que sientes? A ratos estas bien y, de repente, padeces un pesar insidioso sobre tu pecho… ¿Por qué? La mayor parte de tu comportamiento no es tuyo, te viene programado de antemano por los patrones inconscientes de tu sombra personal, tu familia, la psico-región en la que resides, la cultura a la que “perteneces”, a las diatribas y quimeras de la época que te ha tocado vivir, al condicionamiento cósmico que gravita sobre tu cabeza… Estás lleno de arquetipos, creencias, limitaciones, sufrimientos, rencores, secretos, culpas y carencias que no son tuyas, pero sí habitan en ti.

¿Acaso eres responsable de toda esa amalgama limitante que se agolpa sobre ti? Muchos dirán que menuda putada haber heredado toda esa programación inconsciente que te restringe enormemente… No tengas esa visión de las cosas, por el contrario, piensa lo siguiente: Por el simple hecho de encarnar, ya tienes la posibilidad de sanarte a ti mismo y, por consiguiente, a aquellos que confían en tu poder interno, transfiriéndote esa “herencia” que ellos han sido incapaces de superar y que les ha hecho paralizar sus propias vidas una vez más… Pero, ¿tú quedarás atrapado en esos argumentos arquetípicos repitiendo la vida frustrada y doliente de tus ancestros o te liberarás –y les liberarás– de esa rueda pretérita e inveterada de emociones enquistadas para transmutarlas y ser tú mismo?

Aunque todo lo que heredes del mundo, no sea tuyo, sí reside en ti, por lo que inevitablemente pasa a ser tu responsabilidad. Si no tomas conciencia de estas cuestiones que gravitan sobre tu eje vital, vivirás la vida de otros, estarás incrustado en un pasado que no cesará de repetirse jamás; no importan los personajes que lo protagonicen, el argumento es el mismo para todo el clan. ¿Acaso tú quieres ser un instrumento de ese programa familiar-social-histórico-cósmico, o, más bien, el actor que se sirve de ese programa como una herramienta en la que apalancarse para impulsarse hacia la autoconformación de su propia existencia?

Acepta que has venido a resolver o mejor dicho: disolver– una serie de argumentos no resueltos por tus antepasados, así que, por mucho que reniegues de ello, no te servirá de absolutamente nada. Indefectiblemente pasarás por sus situaciones, escenarios, emociones, tribulaciones, obstáculos, conflictos…

Está bien, aceptemos el desafío: transitemos todo lo que haya que transitar y recordemos, con ello, nuestro verdadero origen; a medida que vayamos comprendiendo los procesos por los que iremos avanzando, atravesaremos y nos liberaremos, por fin, de todos los nudos y ataduras que nos atenazan por dentro.

Saber esto no tiene por qué pesarte, es más, todo lo contrario: te ha de aliviar profundamente, ya que te ayuda a identificar correctamente las situaciones vitales en las que te ves envuelto y a no perderte en sus umbríos argumentos; el conocimiento de ti mismo y de tus antepasados, te permite dar una respuesta propia, auténtica y original; totalmente nueva, rompedora y novedosa, con la que liberarte a ti y a tus ancestros de una vez por todas.

Es importante que no cedas a la presión familiar-social porque tenderán a hacer todo lo posible para que no descubras sus secretos ocultos, para que no te salgas de las rígidas normas inconscientes del clan y repitas, de forma irreflexiva y automatizada, todos esos programas instalados en él.

Medita bien sobre tú comportamiento en la dinámica relacional de tu familia, trabajo, amigos, pareja…  Verás tu propio reflejo: ¡Tu Luz y Tu Sombra!


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