La trituradora avanza sin descanso, un
paso tras otro va ganando terreno despiadadamente. Si no impones tu voluntad te
hará picadillo. Imponte, sobreponte, afírmate a ti mismo, plántate y enfréntate
a ella. No te pongas en medio suyo porque te arrasará sin piedad. Haz la vía
indirecta, no seas un blanco fácil, que no te huela ni te palpe. Con
movimientos silenciosos pero que suenen fuerte, acércate a su lomo y en un
salto implacable súbete a su espinazo y ataca ahí, donde su radio de acción no
te afecte lo más mínimo.
Cabalgando en su montura, serás tú quien
dirija, quién tome las riendas de esa potencia desbocada canalizándola a tu
arbitrio y señorío.
Gobiérnate a ti mismo y domina la bravía
impetuosidad de los instintos, condúcelos hacia la consecución de tu resultado,
su vigor infatigable y arrollador impulso te llevarán a sobrepasar
horizontes, a cruzar mares, a alcanzar cimas…
¡Abraza tu animalidad y
trasciéndela!
No hay comentarios:
Publicar un comentario