Continuamente nos asaltan pensamientos automáticos negativos,
como si surgieran de la nada nos avasallan y arrasan con nuestro ánimo. Si
cedemos a su torrente descontrolado nos inundarán con sus aguas enfangadas y
pestilentes pero si nos mantenemos incólumes, centrados en nuestro eje,
fijados en nuestra fortaleza
interior podremos cerrar las compuertas y mantener a salvo nuestro
fértil territorio.
Es muy importante mantener a raya a esos
pensamientos depresivos, limitantes, restrictivos, incapacitantes: son un
veneno que una vez que lo dejas entrar en tu realidad carcome todos tus
fecundos cultivos y emponzoña los crecientes frutos que pudieran madurar
en tu vida…
Identifica a ese usurpador mental a tiempo, nada
más sientas su oscura presencia, primero, hazle saber de qué ha entrado en
propiedad ajena y si hace caso omiso, pasa directamente a la amenaza frontal,
adviértele con una firme y severa reprimenda de que vas a expulsarlo de tus
dominios; y si continua en sus trece y no te obedece, ¡actúa sin
remilgos!: Pulveriza a ese pensamiento negativo con tu fuego
transmutador y convierte su
energía en tu alimento, nútrete de su sustancia y, de una forma
constructiva y direccionada, utilízala en tu provecho.
Si ese impostor que allana tu morada
quiere amilanarte, tu envalentónate, si quiere invadirte, está bien, acepta su
compañía, invítalo a tu feudo y hazle tu fiel servidor, que sea tu aliado más leal.
Cuando seas diestro en esta
disciplina guerrera de la alquimia
cognitiva, nunca más temerás la intrusión en tu realidad de los
pensamientos negativos, pues estarás deseando encontrártelos a cada paso
porque los someterás con hábil destreza a tu férreo arbitrio y te
proporcionarán una cantidad extra de energía vital para cumplir con tu
propósito existencial.
Convierte su veneno en tu remedio y saborearás en tu vida
el néctar inmortal de los Dioses…
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