La victima provoca y
perpetúa la situación de aparente "desventaja" para vampirizar la mirada compasiva de los demás y disfrutar así de privilegios y un trato preferente.
En realidad, la víctima es una experta manipuladora: hace sentir culpabilidad al
otro para aprovecharse de su debilidad y satisfacer sus propios intereses
egotistas.
¡Acabemos con el lastre
de la cultura de la queja! Menos niñerías infantiloides y más impulso vital:
Acción consciente, Responsabilidad y Voluntad.
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