Resiste al vacío. Toléralo. No
permitas que tus yoes psicológicos tomen el mando de tu personalidad y te
impulsen a buscar en lo externo lo que no puedes encontrar internamente.
No caigas en sus trampas.
Primero te engañaran con las emociones; te manipularán tu forma de sentir y
percibir tu realidad: te asolará completamente la sensación de tedio, hastío,
desidia, ansiedad y aburrimiento, y, una vez que te atrapen en sus redes, te
colocarán un espejismo ilusorio al que te lanzarás como un miura, haciendo gala de un deseo irreflexivo y totalmente
condicionado por esa sensación de vacío: así luego consumirás compulsivamente;
te apuntarás a miles de actividades insulsas e innecesarias que te ofrece el
sistema; cambiarás continuamente de pareja para que el Don Juan de tu
interior te saque de tu chatura cotidiana y te de alas de hipnótica intensidad;
te irás de voluntariado con los “necesitados” para sentir ilusoriamente que
alguien te “necesita”-¿Acaso no eres tú quien más necesita al “necesitado” para
creerte que le ayudas y ganarte tu cielo de burgués acomplejado y mediocre?- ;
o te encerrarás en la lectura de millones de libros, visionado de videos o
asistencia a cursos para colmarte de un conocimiento vacuo y así creerte que
estás “evolucionando” y, sí, efectivamente, pero no hacia lo que te hacen
creer, sino hacia el hinchamiento ficticio de tu falso-ego.
Planta cara a todos esos yoes-vasallos que quieren usurpar el
auténtico trono del Rey: tu espíritu.
No te arredres y aguanta la tensión que produce ver la realidad tal y como es.
Mantén fija tu mente y céntrala cada vez que se evada con su “debería ser” y la
inagotable imaginación con la que opaca tu verdadera luz.
Mira la cruda realidad. Ten el
valor para afrontarla. La vida es así, acéptala. Pero esto no quiere decir que
te resignes (y menos aún que la decores con la idealización fascinadora del
otro en ti), sino que luches y sigas dirigiéndote hacia tu destino aunque veas
la absurdidad del mismo. Jamás mires hacia atrás o te verás envuelto en la
repetición sempiterna del pasado. Por el contrario, siempre camina hacia
adelante, avanzando y atisbando el horizonte de posibilidades nuevas que te
ofrece el futuro.
Tu vida no tendrá sentido si tú
no se lo das. Si no impones tu voluntad para crear una existencia propia, el
otro en ti tomará las riendas de la misma y la conducirá a su propio arbitrio y
comandancia. No consientas nunca que suceda esto. Si por algún
"causal" estás inmerso en esta situación, ¿a qué estás esperando?
¡Zánjalo de una vez por todas! Recupera tu mandato regio, el señorío de tu
territorio, la soberanía de tu imperio.
Otórgate a ti mismo la finalidad
de tu propia vida. Márcate un propósito existencial y focaliza toda tu energía
hacia su consecución: hasta la muerte si hiciera falta. Si eres diligente en
esto, comprobarás que tu fuero interno no tardará en llenarse de abundancia,
prosperidad, entusiasmo, vitalidad y riqueza ilimitada, donde lo externo nunca
más podrá invadir tu pétrea fortaleza interior.
Ejerce tu Verdadera
Voluntad. Con Voluntad hay Destino: TU PROPIO DESTINO.
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