En
un mundo tan en ruinas como el de hoy, es complicado mantenerse en pie y SER totalmente
íntegro. Estamos continuamente en el
filo de la navaja, y cada movimiento que realizamos nos podemos cortar y herir.
Por eso, los muchos, por miedo, conformismo, poltronería y mediocridad, optan
por quedarse en la burbuja de falsa seguridad que les proporciona el sistema y prefieren
nadar (como la nada que son) en el
mundo superficial y anodino de sus yoes psicológicos; por el contrario, los
pocos –nosotros–, elegimos
ir más allá de nuestras programaciones y saltar
al abismo, enfrentarnos denodadamente a nuestros monstruos interiores y preservar,
frente a todo, tanto en lo interno como en lo externo, nuestra Llama ígnea, nuestro Brillo y Luz. Y eso nadie nos lo va a
regalar, lo tenemos que conquistar sostenidamente nosotros, ejerciendo a
cada instante una Voluntad de Acero y una Decisión firme y férreamente obstinada.
Nosotros,
los pocos, hacemos de las cicatrices nuestra seña de identidad, cuantas más tenemos,
más valor, más honor y más lealtad mostramos a nuestro espíritu. Eso quiere
decir que hay vida en nosotros, que nuestro propósito es trascendente, y que
estamos construyendo algo sagrado que muchos ni siquiera alcanzan a soñar: Nuestra propia Existencia.
Claro
que es un camino difícil, largo, pedregoso, esforzado y empinado, pero si no
fuera así ¿cómo nos elevaríamos? En
nosotros está la potencia primigenia de nuestro espíritu, la luz inextinguible
de nuestra esencia, el fuego inmortal de nuestro origen, la posibilidad
original de ser más que Dioses.
Dirijámonos
permanentemente hacia lo alto. Ese es nuestro hogar: LA CIMA DEL ESPÍRITU.
Que reconfortante es leerte, en un mundo de ruinas como en el que vivimos es sumamente difícil seguir nuestro camino, de por sí el despertar es extremadamente doloroso porque venimos con programas que no son nuestros desde el nacimiento. Es de verdaderos valientes y guerreros transitar y llegar a la cima de nuestro espíritu y la manada como tal no esta preparada para dar ese gran salto.
ResponderEliminarAsí es. El abismo es nuestra gran posibilidad y pocos están dispuestos a saltar. Nosotros, sí.
ResponderEliminarCon Coraje, Voluntad y Decisión: ¡Volaremos!