No
puedes permanecer estático ante el devenir fenoménico. Si utilizas siempre la
misma fórmula, se te acabará agotando y estarás anquilosado en el pasado. En
esta época los cambios se aceleran, todo sigue un ritmo frenético, en unas
horas quedas totalmente desfasado; si no estás abierto a lo nuevo, te
paralizarás en un inmovilismo perpetuo sin saber por dónde tirar ni qué
dirección tomar.
Es
hora de probar cosas novedosas: si quieres resultados diferentes, haz cosas
diferentes. Ya no seas tan rígido contigo mismo, sé más flexible y adaptable al
mundo que te rodea, sé más permeable y nútrete de las circunstancias, relaciones
y energías que se mueven en tu derredor; no importa si son densas, de una
materialidad ínfera o si son de una toxicidad extrema: transforma el veneno en alimento; sutiliza, sublima y transmuta
toda esa morralla infecta que es el día a día, y conviértela en una experiencia
dionisíaca, sagrada y completamente
liberadora; que cada acto que acometas
sea un éxtasis impregnado de ambrosía
divina, un sorbo celestial propio del néctar lumínico de los dioses, un gozo
imperecedero digno del paraíso.
Las
pequeñas cosas de la vida diaria son las que adquieren la significación
grandiosa de tu existencia. Según la actitud y la predisposición mental con la
qué te tomes las cosas, así será tu desarrollo vital: si todo te parece una
mierda, vivirás en un hedor inmundo lleno de pestilencia, tufo y hediondez
putrefacta; por el contrario, si todo te parece un mundo lleno de posibilidades
constructivas con las que puedes crear tu propia realidad y construir tu propia
existencia, vivirás en tu propio mythos: tu vida será heroica, forjarás tu propio
destino en cada paso que des; nunca
jamás las circunstancias te doblegarán, porque tú serás el dueño absoluto de ellas, sabrás que tú generas tu propio camino
vital y comenzarás a responsabilizarte de todo aquello que piensas, sientes,
dices y haces; cuanto más coherente e íntegro seas contigo mismo, mucho más
compacta, sólida, estable e inmutable será la realidad que vivirás.
Por
tanto, nunca busques tus atributos fuera de ti, encuéntralos en tu interior: Tu metamorfosis empieza dentro de ti.
Recuerda
que todo en esta vida puede ser negociable excepto una cuestión primordial: la soberanía propia de tu espíritu. Si
eres libre para elegir tu sendero existencial: qué más darán los
acontecimientos, sucesos o contingencias que ocurran en lo externo… ¡Lo interno siempre decidirá tu vida! Por
eso, descubre cuál es tu finalidad
suprema y márcate como objetivo trascendente cumplir con tu propósito existencial: ¿Aún no sabes para lo que has
venido aquí? ¡No malgastes más tiempo y recuerda tu meta vital! Entusiásmate con
tu cometido divino en esta vida y
proponte la consecución imperativa de aquello para lo que te has encarnado en esta
tierra; si tienes un motivo por el
que luchar, estarás motivado y, en
consecuencia, tu emotividad te dará
el vigor, la fuerza, la persistencia, la entereza y la voluntad que te dirigirá
hacia el triunfo de ti mismo.
Si
sabes quién eres, imperiosamente
llegarás a serlo.
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