Desecha todo lo que no te
otorgue energía y fuerza. No te dejes invadir por el pulso tanático, la desidia
y la holgazanería. Si te acostumbras a no hacer nada o a simular como que haces
–es peor esto último porque te estás autoengañando– serás un simple vegetal, un
pérfido espantapájaros lleno de cuervos y buitres devorando tu impulso vital.
Que no te invada Thánatos. Aprópiate de tu tiempo y
conquístalo para ti. Llénate de eternidad y nunca hagas nada para matar el tiempo, porque aunque no te des
cuenta, estarás matando lo más preciado que posees: TU EXISTENCIA.
Todo lo que emprendas, realices
y acometas, imprégnalo del fulgor ígneo de tu espíritu; que todo sea
crecimiento, expansión, renovación, vitalidad, energía, conciencia,
renacimiento y liberación.
Haz que el tiempo completo de tu
vida sea enteramente tuyo. Si éste peligra por tu descuido, no dudes en
combatir al agresor externo que habita dentro de ti; defiéndelo con la espada
de tu honor y la braveza de tu firme voluntad.
Elévate y trasciende tus propios
límites. Eres mucho más de lo que te crees. Empieza por no creer, sino por
crear: crea una existencia propia en ti, por
ti y para ti.
Aprovecha el tiempo que te ha
dado esta vida y genera tu propio Kairós: ¡te liberaras de Cronos
para siempre! ¡Serás Aión!
No hay comentarios:
Publicar un comentario