Estate en constante renovación; iníciate
a cada paso que des. Cada oportunidad es óptima para dar lo mejor de ti, para
propagar toda la luz incandescente
que portas en tu interior. Prende tu antorcha divina y propágate, lánzate,
atrévete, multiplícate, expándete hacia múltiples direcciones y abarca todo tu ser. Totaliza todas tus posibilidades y
complétate. Sé un individuo absoluto que se basta a sí mismo, que
forja su propio camino y existe por sí mismo.
No cedas a la tentación de dar
sin recibir ni de recibir sin dar. Mantén un equilibrio entre ambas
polaridades. Primero date a ti mismo, permítete llenarte de irradiación
sagrada; brilla como el sol,
amplifica tu oro interno y crea tu realidad áurea. Una vez que vibres en
una frecuencia próspera, entusiasta y triunfante, no critiques ni minusvalores
a los demás por no superar su miedo a ser responsable de su vida y sé su
ejemplo: impecabilidad, coherencia absoluta entre palabra y obra, voluntad de
crecer, mejorar, trascender y existir.
Nunca menosprecies ni pisotees a
quién se limita a sí mismo, está en un proceso que debe transitar, pero eso sí,
enséñalo, fórmalo, edúcalo en la capacitación de sí, en la fortificación de sus
cualidades y habilidades para que no se quede esperando toda su vida a un subsidio mísero o a depender de un salario prestado que le proporciona
otro. Por el contrario, hazle ver, sentir y comprender que se ha de
levantar de su ostracismo esclavista y ha de ser el dueño de su propia existencia, que su situación de pobreza, es
simplemente mental, porque así lo han dictaminado los paradigmas de la cultura
y sus programas ideológicos.
La creación de nuestra propia
existencia, está en lo que decidimos, y por lo tanto, en lo que decimos.
Cuida tus palabras, porque
revelarán mucho de lo que está dentro de ti aunque aún lo desconozcas.
Escúchate y descubrirás toda la morralla
infecta que ha depositado el otro en ti. Vacíate de todo eso y quédate a solas ante el espejo de tu desnudez: conócete a ti mismo, a ese espíritu
profundo y primordial que eres en esencia. Por primera vez, verás tu auténtico
rostro y el verdadero color de tus ojos. Comprobarás que no eres nada de lo que
te han dicho que eres, que simplemente tu vida hasta ahora era una programación
automática de un software diseñado
por otro y que tú solo eras una maquina biológica repleta de miedos insertados
que teledirigidamente servía a intereses externos.
Deshazte ya de tus mascaras y
disfraces, de tus aditamentos y agregados culturales, de tus ataduras y cargas
psíquicas. Libérate de todo lo que no eres, constrúyete
a ti mismo desde cero, cuantas veces sean necesarias, no importa lo que te
digan externamente, reafírmate a ti mismo y ejerce tu propia soberanía, con vigor férreo
y decisión firme.
Eres Brillo y Luz, Coraje y
Voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario