El aparato de dominación tiene un arsenal de influencia penetradora ideológico-conceptual en nuestras mentes, brutal. Nuestra realidad está construida por la ingenierización premeditada, ficticia y planificada de acontecimientos mediático-sociales que se constituyen bajo el esquema hegeliano de “tesis-antítesis-síntesis”. De modo que la creación mediática de los “problemas sociales” de nuestra realidad, no son más que creaciones intencionadas que obedecen a una estratagema urdida por los ideólogos del aparato del poder para satisfacer más eficazmente sus intereses particulares y teledirigirnos hacia la dirección que les conviene.
Este
hecho es tan evidente, que todo lo que nos presentan en esta “hiperrealidad
mediática” en la que estamos sumidos, se polariza en pares de opuestos
enfrentados entre sí y que aparentemente son irreconciliables, para después –de
un conflicto manipulado entremedias– llegar a una solución estipulada de
antemano –a modo de síntesis– que
refuerza el objetivo que siempre ha perseguido el creador de ese problema:
aumentar el propio poder de dominación constituido por el sistema.
Este
método es formidablemente pertrechado por los medios de comunicación y demás
aparatos ideológicos del propio sistema –como las universidades–, en las que la presentación del problema ficticio
–creado intencionalmente– es masivamente difundido con la finalidad de generar
una “alarma social” y su consiguiente diseminación de miedo, terror y pánico
entre nosotros, creando así, un estado
colectivo de incertidumbre e inseguridad. Esto genera en nosotros, la reacción
ante ese problema, es decir, empezamos a considerar la necesidad de demandar,
exigir y reclamar –en un estado de hipnosis colectiva inducida, y por ende,
fácilmente manipulable– al mismo poder que ha creado dicho problema, para que
intervenga y ofrezca una solución: ¿y cuál es esa solución? ¡Mayores medidas
represivas y control sobre la población!
Esta
técnica de intervención del poder constituido, es una forma sutil de
manipulación y de control de las masas, en la que progresivamente, sin que la
población sea consciente de ello, se implantan medidas, reformas o leyes que
van estrechando el margen de libertad de la sociedad, lo cual, se expresa con
meridiana claridad en la fábula de La
rana y el agua hirviendo descrita en La
Quinta Disciplina de Peter Senge:
“Si
echamos una rana en una olla con agua hirviendo, esta salta inmediatamente
hacia fuera y consigue escapar. En cambio si ponemos una olla con agua fría y
echamos una rana esta se queda tan tranquila. Y si a continuación empezamos a
calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona sino que se va acomodando a
la temperatura hasta que pierde el sentido y, finalmente, muere”.
Entonces
¿nos podemos imaginar quiénes son los que echan el agua hirviendo y quiénes son
la rana no? Hoy más que nunca, tenemos
el agua más allá de nuestro cuello, casi nos cubre en su totalidad, y ya
estamos a punto de hervirnos por completo… ¿A que estamos esperando para hacer explotar la olla y
sentir el aire fresco y renovador de una VIDA EN LIBERTAD?
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