martes, 11 de abril de 2017

Soberanía Inmortal.


¿Pero qué valor tiene tu palabra si no es consecuente con tus actos? ¿Si siempre te estás arrepintiendo de lo que no has hecho ni jamás harás? “Si yo hubiera hecho esto… “si hubiese esto otro lo haría de aquella forma…”. Nunca responsabilizándote de tus actos presentes, siempre evocando y proyectándote a un lastimero pasado y a un futuro hipotético no mucho más gratificante, para permanecer en tu estado de inopia, desazón, desidia,servilismo y dependencia. Siempre yéndote hacia adelante o hacia atrás, nunca estás presente, aquí y ahora, en el momento donde existen todos los momentos… “yo haría esto…”; ¿cómo qué harías? ¿Por qué usas el condicional? ¿Acaso tienen más poder las contingencias externas que tu propio deseo y voluntad?

Basta ya de justificaciones y de excusas baratas. Tus “no puedo” no tienen cabida en tu nueva realidad. ¿A quién tienes que pedir permiso para PODER? ¡Solo a ti mismo! Nadie en lo externo tiene potestad para otorgarte aquello que debes o no hacer. Si sigues amedrentándote y arrodillándote ante lo que diga el otro en ti, no harás más que regalar tu poder a ese bicho parásito que se alimenta de tu miedo fóbico, abatimiento y cobardía crónica. No temas a sus amenazas, son papel mojado que pronto se convertirán en ceniza embarrada.  Éstas nacen del miedo a sentirse inferior que tú, a que tú por fin despiertes y tomes conciencia de tu potencial divino, a que brilles con tu áurea magnificencia y pongas término a este encadenamiento al que inconscientemente te ves envuelto.

¿Para qué cojones estás en la vida si no te atreves a vivirla? Lo único que estás haciendo es prestar energía a otro que ni siquiera conoces para que la viva por ti; sufres, lloras, padeces… ¿Por qué? ¿Por los traumas no resueltos de otro? ¡Anda y que se joda! ¡Que arregle él sus problemas! Tú ocúpate de tus soluciones: de construir puentes que unan y no separen, de tender lazos que crezcan y no se anuden, de sonreír a cada instante y extender tus alas para volar en un éxtasis perpetuo.

Deja ya de buscar seguridad a toda costa ¿De qué te vale tanta? La muerte te lo arrebatará y te quedarás sin nada, solo tú frente a ti mismo en infinita soledad, viéndote cómo has malgastado el poco tiempo de vida que te quedaba, en quimeras ilusorias y acumulación de superfluidades materiales, sin haber creado nada auténtico emanado de la originalidad más profunda de ti mismo, ni tampoco algo digno de llevártelo contigo después de la muerte física, ¿acaso crees que te llevarás tus propiedades, apegos relacionales, tus miedos, arrepentimientos, lamentos? Pues si sigues cediendo tu propio poder a las circunstancias y a lo externo, sí, generarás un infierno tanático de miseria y podredumbre existencial, un vegetar por el plano astral donde se nutrirán de tu energía bichos de toda índole y ropaje, donde las emociones desbocadas de tu plexo solar –esas mismas que produce tu yo-artificial creado por el otro con el que tanto te identificas y al que tanto defiendes– serán un alimento muy preciado para aquellos que te mantienen prisionero, encerrado y esclavo de tus pasiones ínferas.

¿Acaso tu vida tras la muerte será muy distinta de tu vegetar por la vida de ahora? En efecto, así como es tu vida ahora, será tu muerte mañana. Si eres pasto de parásitos y carne de cañón de los discursos de los paradigmas de la cultura, serás un eterno esclavo allá donde estés, en cambio, si eres dueño y señor de tu propia existencia y generas una realidad propia (tu propio paraíso), serás un soberano inmortal para siempre.

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