sábado, 12 de noviembre de 2016

Haz lo que temes y el temor desaparecerá.


Para hacer desaparecer la sensación de abatimiento y rendición, no hagas nada más que estar en silencio, en profunda reflexión, en calma meditación, en un espacio íntimo reducido y estar a solas contigo mismo. No tengas contacto con el exterior, solo contigo mismo, con aquello que te aflige, que te angustia, que te hostiga y te atenaza por dentro. Esa ansiedad y angustia desaparecerán, la oscuridad se desvanecerá con los rayos de luz de un nuevo día mucho más claro y soleado.

Sigue en silencio y acepta tu falta, aquella situación en la que te es imposible dar una respuesta airosa, aquel laberinto al que entraste tú mismo y del que nunca sabes salir, aquello que siempre repites automáticamente y te hace desesperar y amargarte durante más de mil vidas.

No te castigues más. Ya no puedes seguir escondiéndote y poner más excusas para tapar tus miedos y temores. Es momento de afrontar la realidad y superar tus limitaciones; para ello has de ir más allá de ti mismo y perforar toda esa malla de ilusiones, esperanzas, quimeras, encantamientos y espejismos que te has creado tú solo para mantenerte en un estado hipnótico de inopia sensorial, de inercia mental, de cerrazón vital que no hace más que autoconsumir tu energía en un proceso tanático y disolvente de tu Yo.

Acepta esta situación de reflujo y retroceso para pararte a mirar quién eres,  en qué condiciones estás y cuáles son las armas con las que cuentas. Da igual lo que hagas mientras sea con conciencia y voluntad propia, pero eso sí, haz todo lo posible por que afloren esos miedos que ha puesto el otro en ti y utilízalos como un puente sagrado hacia lo absoluto de tu ser.

Muchos de los escenarios conflictivos, confusos, enmarañados y descontrolados en los que te ves inmerso diariamente son una creación inconsciente de los miedos que proyectas con cada pensamiento y emoción que generas internamente.  Por lo que es menester –y más que en ninguna otra época– que seas consciente de esto para que domines la densa intemperancia instintivo-animal que brota dentro de ti –en esas ocasiones en las que te invade el miedo– y la puedas encauzar hacia su sublimación suprema  en la materialización de tu conquista existencial.

Ten en cuenta lo siguiente: hay muchos miedos en ti que afloran en las situaciones cotidianas como potencias caóticas y desencadenadas que no tienen más fin que el que despiertes de tu largo letargo y actúes de una vez sobre ti mismo,  para que, precisamente, hagas lo que temas, porque solo así, tu temor desaparecerá.

Enfréntate con tu principal enemigo: el miedo que habita dentro de ti.

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